martes, 24 de febrero de 2009

El Hada que te mencioné temblando
Quitándose con furia todas sus vestimentas
Me señaló con el dedo que invadía un anillo de negra turmalina
Un punto cardinal cualquiera
Su asombro me provocó un cierto adormecimiento
Nuestras energías eran controladas por una especie de brújula enloquecida que colgaba de su cuello de nácar
Cómo escribir sobre tu obra sin que los movimientos erráticos y fascinantes de la bella
Me despierten
Sin que sus ojos incoloros me indiquen el camino del olvido más absoluto
Sin que el fin de su cabellera escarlata sea el límite preciso de esta melodía
Sin que sus sacudidas sin que sus saltos entre mis libros me indiquen la flecha de neón titilante de la salida el espacio de raro perfume que ilumine el nacimiento y el fin de mi arquitectura
Ante todo
Me dije
Olvidar olvidar olvidar
Toda la pintura todas las evoluciones de esos tiburones que merodean las vitrinas de los anticuarios en busca de gafas multicolores…
Todos los rodeos de esos mercaderes malolientes ante los despojos de un nuevo artista cuya obra maestra es una telaraña o una tela en blanco inmensa o una alarma a cada paso…a cada artista su abismo…
Cómo escribir sobre tu obra cuando al Hada se le ocurra cambiar de postura o cerrar los ojos o dejarme junto a mi cuaderno de derivas
En qué pico nevado hallaré el oxígeno qué cordilleras deberé atravesar de puntillas y en silencio
A quién le deberé exhibir mi credencial de insolencia para cruzar la frontera de algún ensueño imprevisto qué brecha deberé descifrar en qué bosque calmaré mi ansiedad durante las noches de ascensión o de spleen
Lo cierto es que el Hada no se ha escapado todavía
Me ha dicho que está harta de los mares de Grecia de las escalinatas de mármol que nunca acaban de los olimpos de porcelana de los diálogos platónicos del lento desfile brumoso de los lujosos transatlánticos que turban el azul de los elementos…
Tengo el tiempo necesario para garabatear algunas frases para pensar en los verbos correctos en alguna metáfora que se contorsione como las figuras que tú dibujas

De pronto siento un leve roce en el brazo que sostiene el papel
El lápiz se quiebra el papel es una nube que huiría si me sorprendiera por tanta belleza o si dijera algo sin sentido
Una carcajada femenina se transforma en un Oh mayúsculo
El cielo nocturno gira para dejarme ver a Orión sin abandonar la tarea
Tal vez ya esté todo dicho
Tal vez.

Alejandro Puga.
17.02.2009
Cuanto peor estoy,más avanzo con pasión y sin reparar en
obstáculos soy como un algarrobo de raices profundas
que no se deja abatir por semanas de lluvias o tormentas
(Joan Miró)